La aceptación ya es mucho mayor, pero algunas personas siguen teniendo miedo a tatuarse cuando se paran a pensar en el mercado laboral. Parece un discurso antiguo, pero sigue siendo un problema muy presente y las dudas deambulan sobre el lugar del cuerpo que puede exponer demasiado el tatuaje, sobre el perfil de la empresa en la que se quiere trabajar y, al final, la única respuesta plausible para todas ellas es: depende.

Algunas empresas dudan en contratar a una persona tatuada por la asociación automática del tatuaje con el vandalismo. Esto se debe a que la historia de esta práctica tiene pasajes oscuros, habiendo sido prohibida por la Iglesia Católica en la Edad Media por ser considerada herejía y resultar en terribles persecuciones y, más tarde, utilizada para marcar criminales por los ingleses. A pesar de tener tanto tiempo, estos valores acaban chocando con muchos casos discriminatorios, en los que los tatuajes dan mala imagen.

Con el cambio de pensamiento y la nueva percepción de las necesidades de las empresas, esta discriminación tiende a ser cada vez más frecuente. Pero no se puede ignorar que las corporaciones más conservadoras exigen un estándar de imagen en sus empleados, donde la apariencia puede ser determinante para cerrar un negocio, por ejemplo. Los puestos en este tipo de empresas son más delicados, sobre todo cuando tienen contacto directo con los clientes... y cuando los tatuajes son muy evidentes.

Saber esto es fundamental. Pero este cambio de mentalidad parece romper paradigmas y convertir la imagen del tatuado dentro del mercado a otro nivel. Una encuesta reciente demuestra que las personas que deciden tatuarse el cuerpo saben elegir lo que quieren para sí mismas y, por lo tanto, serían más decididas y flexibles para resolver problemas en el trabajo.
Otro punto a tener en cuenta es el ámbito de la actuación profesional. Los procesos de selección en Comunicación (Diseño, Programación, Marketing, Publicidad, etc.) y funciones vinculadas a Internet, por ejemplo, suelen ser receptivos a cualquier tipo de visual, centrándose únicamente en las aptitudes del entrevistado. En algunos casos, dependiendo de la agencia o estudio, los tatuajes pueden ser incluso elementos de identificación, por ser espacios abiertos al cuestionamiento, que aceptan lo alternativo; todo ello no por la simple apariencia, sino porque el estilo alternativo puede transmitir la idea de que la persona tiene un pensamiento amplio y puede tener buenas ideas que aportar. Señal de que el tatuaje ya no está siendo visto con ojos torcidos por el mercado, más cerca de ser visto como autoafirmación, traduciendo fuertes rasgos de personalidad que pueden ser utilizados de otra manera por estas empresas.

Vea a continuación una infografía bastante controvertida sobre los lugares en los que está "mal" hacerse un tatuaje, cuando hablamos de una carrera profesional:

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