El caracol es un molusco gasterópodo herbívoro, pariente de la babosa. Se encuentran en la mayor parte del mundo. El nombre de caracol se utiliza principalmente para las especies terrestres, ya que las especies acuáticas se llaman caracoles.
Su caparazón es en realidad su esqueleto exterior, hecho de piedra caliza, que pesa aproximadamente un tercio de su peso total. No tienen oído y sus sentidos, como el tacto y el olfato, se encuentran en todo su cuerpo, pero principalmente en sus antenas.
El hábito de esconder y mostrar sus antenas es un tipo de regeneración que se ha asociado con el ciclo lunar, que se muestra y esconde durante sus fases. Como molusco, se asocia al órgano sexual femenino y a la fertilidad. Es un animal que inspira mucha paciencia y advierte que hay que aprovechar el tiempo más sabiamente.
Para los aztecas simbolizaba la concepción, el embarazo y el nacimiento. Los egipcios lo consideraban una representación de la evolución de la vida. En el norte de África es un símbolo de fertilidad. Las formas helicoidales de su caparazón simbolizan el movimiento, la permanencia y la evolución.
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