De origen asiático, la flor del cerezo (sakura) es un símbolo nacional de Japón, que marca el final del invierno y el comienzo de la primavera. El comienzo de su floración inicia un periodo de grandes fiestas para contemplar su belleza en el paisaje.
El nacimiento de las flores precede a la cosecha de arroz en el país, y por ello los japoneses creen que la abundancia de flores indica el éxito en la producción de alimentos. En Japón, el arroz es muy importante para la sociedad, con un sentido de don divino.
La flor simboliza el amor, la felicidad, la renovación, la esperanza, la belleza femenina y la espiritualidad y, según la cultura, puede tener otros simbolismos:
En la cultura china, es un símbolo de amor. El país cuenta con una gran cantidad de árboles y, al igual que Japón, también tiene festivales de contemplación.
En la India, es un árbol sagrada y simboliza la prosperidad. Se cree que a los que tienen uno en casa no les faltará nada.
En Japón, como su flor tiene una existencia muy rápida, simboliza lo efímero y la fragilidad de la vida asociada al samuraique tenían como lema vivir el presente sin miedo. Es un recordatorio de que nuestra vida es efímera y debemos apreciar cada momento como si fuera el último.
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